Esta es la frase con la que una hija de Generación Z define a su madre. Ella nació en el año 2001 y es una nativa digital, con una visión crítica y consciente de la realidad.
¡La mamá «hippie» soy yo!
¿Por qué considera mi hija que soy una hippie si cronológicamente no nacía todavía en la década de los 60′, cuando el movimiento estuvo en su apogeo?
…Será por mi vida nómada y desprendida de los apegos materiales, porque vivo libremente y poco o nada me importa la opinión de los demás, porque tomo jugos verdes, porque no tomo leche de vaca, porque odio los centros comerciales, porque hago de mis fracasos una apología, porque medito por la paz del mundo y hago yoga, porque me recluí en un Ashram al otro lado del mundo para hacer voluntariado o porque no uso cartera sino mochila y compro las artesanías locales, especialmente aretes coloridos de cada lugar que visito…!
Ha repetido esta frase en varias ocasiones, y me dieron ganas de explorar sobre este movimiento más a fondo y las posibles similitudes de mi comportamiento con su ideología. Acabo de celebrar mi cumpleaños el mes pasado y de atravesar un año de colapso y reconstrucción de todas mis estructuras emocionales, mentales y espirituales…y pues bueno tal vez ¡sí lo soy!
Qué es un Hippie?
Los hippies fueron un movimiento contracultural, pacifista y libertario que surgió en Estados Unidos en la década de 1960. Se caracterizaban por su rechazo a las normas sociales tradicionales, su amor libre, la búsqueda de experiencias espirituales a través del uso de drogas y su defensa de la paz y la no violencia.
¿Qué valores tienen los Hippies?
Su objetivo principal era la libertad. Tenían como ideología la anulación de tabúes. La vida para el movimiento “hippie”, debía consistir en paz, amor, compasión y sobretodo: respeto.
¿Cuál es la filosofía de los Hippies?
Los hippies renunciaban a las comodidades burguesas, a acumular posesiones e hipotecar su tiempo solo para ganar dinero. Podemos resumir esta filosofía como “tener menos para ser más”.
Características de los Hippies:
El movimiento hippie promovía el pacifismo, la libertad sexual, el desarrollo de la espiritualidad, la vida en comunidad y el consumo consciente (por el cuidado del ambiente y el respeto a los animales).
Rechazo a la cultura dominante: Los hippies cuestionaban las normas sociales, el consumismo y el materialismo de la sociedad estadounidense.
Pacifismo y activismo: Creían en la paz y la no violencia, se oponían a la guerra y participaban en protestas contra la guerra de Vietnam y otras injusticias sociales.
Estilo de vida alternativo: Vivían en comunas y establecían lazos fuertes entre ellos, practicaban la agricultura orgánica y también el vegetarianismo. Sus formas de desobediencia civil, centradas en la comida, resultaron en la popularización de muchos alimentos que aún comemos hoy: granola, tofu, leche de soya y quizás incluso la tostada que comiste esta mañana.
Consciencia ambiental: Algunos hippies fueron pioneros en la defensa del medio ambiente y la sostenibilidad.
Búsqueda espiritual y uso de drogas: Muchos hippies se involucraron en la exploración de la consciencia a través de drogas psicodélicas y buscaban experiencias místicas.
Libertad sexual y amor libre: Promovían la apertura sexual y la exploración de relaciones amorosas sin restricciones.
Ropa y estilo: Su ropa era informal, con prendas holgadas, estampados y colores vivos, estilo étnico.
Y en Wikipedia puedes encontrar más referencias sobre su historia, legado e impacto en la sociedad, yo tan sólo he querido enumerar un par de ellas para poner en contexto mi análisis sobre mi supuesto «comportamiento hippie».
Una mamá poco convencional
Definitivamente, no solo como mamá sino como mujer y ser humano he sido disruptiva y creo que podría decir que no encajo en los estándares y normativas sociales. Digamos que soy la famosa «oveja negra» de la familia (aunque yo me auto defino como la «cabra espiritual»😂).
Tal vez algunas mamás que me lean podrían sentirse identificadas. Cualquier parecido, no solo es coincidencia, sino la cruda realidad 😂.
Entonces, relacionando los rasgos de los hippies con los míos, puede ser que mi hija creó su propio check list de ¿Cómo identificar a un hippie?…tal parece que encajo perfectamente con el perfil: pacifismo apolítico, búsqueda espiritual, libertad individual, misticismo, humanismo anticonsumista, moda alternativa, búsqueda y expansión en comunidad, vegetarianismo compasivo, excepto con el libertinaje sexual y el consumo de sustancias psicodélicas. ¿Entonces 8 de 10 check mark, me definen dentro del rango de «hippie»?
Lo cierto es que más allá de características conductuales que se ajusten al perfil, llevo ya muchos años saliéndome de los estándares convencionales y explorando nuevos caminos, formas de ser y aparecer en el mundo, e incorporando herramientas que me permitan mantener mi consciencia despierta, y por supuesto esta transformación ha influido directamente en mi forma de maternar y guiar a mis hijos.
Este despertar de consciencia me ha llevado a soltar plantillas obsoletas, a enfrentarme al escarnio, a salir de mi país, a explorar distintas maneras de sostenibilidad y bienestar, a terminar vínculos significativos aunque sean de sangre y a lanzarme al abismo de lo desconocido, con la confianza radical de que la vida misma me sostiene en este viaje de auto cuidado, auto conocimiento y auto maestría.
En artículos anteriores he compartido un poco sobre mi camino profesional, y en esta entrevista exclusiva con la revista BRAINZ, te comparto algo más de mi historia personal.
¿Oveja negra o luz del linaje?
Ser la oveja negra no es tan trágico, en realidad es una misión, y que no tod@s podemos llevar a cabo, porque es un llamado a cuestionar, a romper patrones, a sanar lo que por generaciones se ha guardado en silencio y a atrevernos a hacerlo diferente, donde otros solo aceptaron el «destino». Y eso no es fácil, requerimos ser valientes para enfrentar la incomprensión, el juicio, el rechazo y la soledad.
Pero también es un privilegio, porque gracias a «mujeres-mamás» como yo, las generaciones que vienen pueden atreverse y caminar más ligeras y seguras. Si yo sano, sanan mis hijos y sana todo mi linaje.
No existe «Escuela para SER MAMÁ»
No se han escrito manuales certeros hasta ahora sobre maternidad, así como tampoco se ha publicado un Manual para Ser Mujer . ¿Por qué? Porque la vida y la maternidad se «vivencian», no son un concepto fijo ni estático en el tiempo.
Lo único que podemos hacer es sanar y honrar la relación con mamá, que es nuestro vínculo con la abundancia en la vida.
Este mes dedicado a homenajear y honrar a las madres, quiero hacer lo propio con la mía y conmigo. Mi mamá no fue perfecta, y que bueno que no lo fue. Yo no soy perfecta, y estoy en paz con eso. Agradezco por su vida y la mía y la de mi abuela, bisabuela, tatarabuela y todas las que antes llegaron. Y le quiero agradecer a mi hija por amar y aceptar a su madre hippie.
Hace tiempos encontré esta carta de autor desconocido en redes, y se la quiero dedicar a mi mamá que ya partió y a las mamás de mis lectores:
«Gracias mamá, lo hiciste perfecto tal como debía ser, elevo mi comprensión y mi consciencia para aceptarte plenamente sin dolor ni juicios, el amor me guía, gracias a ti mi vida fluye y puedo construir mis sueños.
Hoy mamá libero todo el dolor de mi corazón, te dejo libre, hiciste lo mejor que pudiste con todo el amor de tu interior.
Ahora me encargo yo de cuidar, amar y proteger a mi niñ@ interior, te libero y te observo sin juicios porque a través de ti me conecto con la vida y con el poder mi interior.
Te acepto tal como eres y encuentro la paz en mi interior, sin pretender cambiarte, porque tú, mamá eres perfecta para mí, tú eres el canal de mi existencia, por eso te honro y te bendigo y fluye todo el amor a través de ti.
Me libero de querer cambiarte y resolver tus retos, tú puedes hacerlo, me enfoco en mi felicidad y en amarme, entonces fluyo a mi vida y puedo amarte. Un caudal que proviene de ti, emana de mi interior.
A partir de este instante soy responsable de mí, no soy víctima, sino un ser poderoso capaz de crear la vida que quiere en abundancia, plenitud y amor.
Mamá, tú eres la grande y yo tu pequeñ@, eres el Universo y yo tu estrella.
Te pido permiso para ser yo y brillar, trascender y vivir mi propia vida en armonía y libertad, honrándote y agradeciéndote haberme traído a este mundo. Te amo»